Las sencillas columnas florales enmarcan perfectamente la apertura de A Rendez-vous, un espectáculo que comienza de forma ligera y sosegada con una introducción a cargo de la bailarina solista, donde se refleja el estado sereno, apacible y lleno de belleza del jardín. La tensión aumenta poco a poco a medida que ella se mueve por el escenario, como si buscase algo más, algo distinto.
Cuando el bailarín la acompaña, comparten un momento íntimo al bailar en el jardín, y es ahí cuando se produce el verdadero rendez-vous. La decoración pastoril, con sus temas románticos tradicionales y el énfasis sobre la grandeza de la naturaleza, va acorde con la situación que se crea entre los personajes. El género pastoril se representa normalmente como una versión “idealizada” de la vida al aire libre, cuya perfección se interpreta a través de pasos de baile precisos.
El espectáculo presenta un estudio fascinante sobre la soledad y la compañía. El momento donde mejor se aprecia esa compañía es en la mitad del espectáculo, mientras que las actuaciones individuales se agrupan entorno a este momento, evidenciando las emociones más delicadas y el magnetismo propios de un Rendez-Vous.
